Se llama GUERRA FRÍA a la etapa política que va desde 1945 a 1990 y su característica principal es la rivalidad entre las dos superpotencias que vencieron en la Segunda Guerra Mundial. Por un lado EEUU dirigiendo el bloque capitalista, por otro lado la Unión Soviética (URSS) dirigiendo el bloque comunista (aunque normalmente los comunistas llamaban a su sistema “socialista”).
No llegó a haber guerra directa (“caliente”) entre las dos potencias, pero si hubo guerras indirectas en otros países en las que cada potencia apoyó a sus aliados. En estas guerras periféricas la URSS apoyaba a la guerrilla o al gobierno comunista y EEUU apoyaba a la guerrilla o al gobierno anticomunista. El balance de estas guerras fue de 60 millones de muertos. Se evitó el conflicto directo por el miedo a que una guerra nuclear acabara sin vencedores, con la aniquilación mutua (la MAD “Destrucción Mutua Asegurada”).
La rivalidad se manifestó en varios ámbitos:
Carrera militar para lograr un ejército más poderoso y un mayor número de fuerzas de disuasión (arsenal nuclear).
Carrera espacial buscando aumentar su prestigio internacional para sumar más apoyos. Empezó ganando la URSS (primer satélite el Spuik y primer hombre en el espacio Yuri Gagarin) pero EEUU acabó imponiéndose tras el envío de la misión Apolo 11 a la Luna (1969).
Competencia deportiva en las olimpiadas.
Guerra sucia entre los espías de la CIA y los de la KGB
Cada superpotencia dirigió su propia organización militar internacional. EEUU creó la OTAN (1949) y la URSS creó el Pacto de Varsovia (1955).
Además contaban con sus áreas de influencia. EEUU mantuvo la hegemonía en Europa Occidental (ayudándola económicamente con el Plan Marshall), Japón, América Latina (por medio de la OEA), Oceanía (por medio de la ANZUS) y el mundo musulmán (CENTO o Pacto de Bagdad del 56 al 79). Por su parte la URSS mantuvo su hegemonía en Europa Oriental (con los que formó la asociación económica COMECON), China (hasta los años 60), y numerosos países de África, Asia y el mundo árabe. El resultado será la división del mundo en tres grandes áreas claramente diferenciadas:
Primer mundo: los países capitalistas ricos (EEUU, Europa y Japón)
Segundo mundo: los países comunistas que alcanzaron un notable nivel económico y social.
Tercer mundo: el resto de los países americanos, africanos y asiáticos, muchos de estos son de reciente creación tras la descolonización. Aunque se creó un Movimiento de Países no alineados para evitar las injerencias de las superpotencias, en la práctica todos fueron alineándose con un bando o con el otro.
La principal diferencia entre el primer mundo y el resto es que en él aparecerá el Estado de Bienestar. Este consiste en que el Estado se compromete a garantizar los derechos sociales y laborales para todos los ciudadanos. Lo hará invirtiendo e interviniendo en la economía. Se usarán los bancos centrales y los impuestos directos proporcionales a la riqueza (pagan más los que más tienen). Por primera vez en la historia se reduce la diferencia entre ricos y pobres y aparece la clase media. Estas medidas fueron apoyadas por todos los partidos occidentales para evitar que los comunistas aumentaran su apoyo popular y pudieran ganar las elecciones.
Durante toda la Guerra Fría se sucederán etapas de tensión y etapas de distensión (coexistencia pacífica). A partir de la crisis de los 70 serán habituales los acuerdos bilaterales entre las dos superpotencias para reducir armamento nuclear (acuerdos SALT y START).
Para evitar nuevos conflictos militares después de la Segunda Guerra Mundial se creó la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en la Conferencia de San Francisco (1945). En esta asociación se reúnen a representantes de todos los países para resolver sus conflictos diplomáticamente.