“Los pueblos y ejército de mi mando, lleno de júbilo y contento, ven en V.E. el libertador de Chile, y le dan las gracias por el beneficio que deben a sus nobles esfuerzos, felicitándolo conmigo, igualmente que a sus compañeros de armas, que han sabido seguir las huellas que V.E. les trazó para cubrir de glorias las armas de la nación, sacar de la opresión a nuestros hermanos y afianzar para siempre la independencia de la América del Sud. Dios guarde a V.E. muchos años”. (Tucumán, 27 de febrero de 1817).
Con estas palabras, el 26 de febrero de 1817, pocos días después del feroz combate, se refería Manuel Belgrano al triunfo del general San Martín en los Andes. Y es que, la batalla de Chacabuco significó una victoria decisiva sobre los realistas; fue el fruto del esfuerzo de tantos patriotas comprometidos con la causa por la independencia.
El 9 de febrero de 1817, tal como lo había previsto San Martín, todas sus tropas se encontraron en el valle de Aconcagua, dispuestas a avanzar sobre la ciudad de Santiago.
Marcó del Pont, ante el anuncio de la presencia de tropas enemigas, designó general en jefe de su ejército a Rafael Maroto, ordenándole que detuviera el avance del enemigo en la cuesta de Chacabuco. La verdad es que, ante las noticias desorientadoras esparcidas por la “guerra de zapa”, las tropas españolas habían sido divididas en un frente amplio y era imposible reunirlas con celeridad. Maroto, con 3000 hombres, se dispuso a atacar a San Martín.
El 12 de febrero se entabló el combate. San Martín dividió sus fuerzas en dos alas, que avanzarían por los dos caminos que llevaban hasta el ejército español, al cual atacarían al mimo tiempo. Por la derecha, siguiendo el camino largo de la Cuesta Nueva, avanzó Soler; por la izquierda, siguiendo el más corto de la Cuesta Vieja, marchó la división de O’Higgins.
El general chileno atacó de improviso, sin esperar la llegada de Soler y estuvo a punto de comprometer la victoria, porque Maroto lo tomó entre fuegos cruzados. La aparición de Soler tomó a las fuerzas del militar español por sorpresa y un ataque a fondo llevado por el mismo San Martín dio a los argentinos un triunfo completo.
Los españoles perdieron 500 hombres y 600 quedaron prisioneros. Las tropas de San Martín, tomaron dos piezas de artillería, 100 fusiles, parque y banderas. La victoria le costó 12 muertos y 120 heridos.
Marcó del Pont, considerando perdida la causa, trató de huir hacia Valparaíso, pero fue tomado prisionero con varios oficiales de alto rango. San Martín los confinó en San Luis.
A esta gran hazaña sanmartiniana se la ha comparado con las grandes campañas de Aníbal o Napoleón cometiéndose un grave error, ya que, la primera fue realizada por venganza y codicia y la segunda por ambición, mientras que en el paso de los Andes, San Martín y sus tropas tenían como meta la independencia de América y la defensa de la libertad (Favaloro, R., 2013).
Fuente: Extracto de la película "Revolución: El cruce de los Andes"
Fuente: www.mendoza.edu.ar
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